▶︎ Vídeo Un romance en cautiverio: la "esperanza" para preservar al águila arpía en Colombia

Este domo blanco en el Bioparque La Reserva de Cota, a unos 30 kilómetros de Bogotá, oculta una selva recreada para una pareja de águilas arpía rescatadas del tráfico ilegal en Colombia.

La hembra luce una prominente cresta gris. Aún tiene perdigones en el cuerpo, imposibles de remover sin riesgo de muerte, resultado de disparos que recibió cuando vivía libre en el Amazonas, al sur del país.

Aunque son monógamas por naturaleza, sus cuidadores apuestan a un romance que resulte en una cría para preservar esta especie amenazada. Hasta el momento, la convivencia ha sido “muy favorable”.

El águila arpía, la más grande del hemisferio occidental con un metro de altura y más de dos de envergadura, se encuentra en estado de vulnerabilidad, con una decreciente población de entre 100.000 y 250.000 individuos en todo el mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

La especie está asediada por la caza y deforestadores que tumban sus nidos en los valles interandinos.

Las garras del águila arpía, que miden entre 10 y 12 centímetros, y sus plumas que van del negro al blanco pasando por una paleta de grises, son trofeos de cazadores.

Las águilas arpía anidan en lo profundo de las selvas colombianas, donde el Estado y grupos armados mantienen su propio conflicto desde hace seis décadas.

En 2021, autoridades incautaron 94 partes de esta especie en el aeropuerto El Dorado de Bogotá.

Una red que las comercializaba hacia el extranjero fue desmantelada en marzo pasado.

Esto además de poner la especie en riesgo, impide que los científicos investiguen sobre la misma.

Ahora la pareja de águilas arpía, especie que recorre los cielos desde México a Argentina, será monitoreada con cámaras. La prueba será un éxito si nace una cría, o varias, como se ha documentado en otros refugios de América.