Cierre del relleno de La Carpio aumentará flujo de camiones hacia Desamparados y Aserrí: ¿Colapso vial asegurado?
En menos de dos minutos pasa un camión hacía el relleno del Huazo
Con el inminente cierre técnico del relleno sanitario de La Carpio, los habitantes de El Huazo de Aserrí enfrentan una nueva realidad: la llegada diaria de 430 camiones cargados de basura que saturarán una carretera que solo cuenta con un carril para ambas vías.
Según la empresa Ebi, quien administra estos rellenos, el de La Carpio recibe más de 1.600 camiones al mes con un promedio de más de 75 camiones por día.
Azcarri más de 8.500 camiones al mes, con un promedio de más de 335 al día.
Esta situación desató una ola de quejas por parte de los vecinos, quienes ya venían denunciando los problemas que acarrea la operación del relleno desde hace años.
Infraestructura colapsada y peligro vial
El principal punto de preocupación radica en la capacidad de la vía que conecta a Aserrí con el relleno de El Huazo. La ruta, diseñada para un tráfico ligero, verá incrementado el número de vehículos pesados, lo que ha encendido las alarmas entre los residentes locales.
Según Katya Chacón, miembro de la Unión Cantonal de Asociaciones de Desarrollo de Desamparados, “más de 300 camiones diarios pasan por una carretera que no fue ampliada como se prometió desde 1993”.
El flujo continuo de camiones, en muchos casos sobrecargados, representa una amenaza constante para la seguridad de los conductores y peatones de la zona.
Precedentes de CONAVI: controles insuficientes
Las quejas de los vecinos no son nuevas. En 2020, el Consejo Nacional de Vialidad (CONAVI) realizó un operativo de control en el sector y detectó que varios camiones circulaban con sobrepeso, algunos con hasta 12 toneladas adicionales sobre lo permitido.
De los 24 vehículos controlados, 14 pertenecían a instituciones públicas y circulaban con exceso de peso.
El caso más extremo documentado fue el de un camión de la Municipalidad de Goicoechea, que transportaba un 60% más del peso autorizado. Las infracciones emitidas en el operativo totalizaron 33 y generaron multas que ascendieron a ¢2,5 millones.
Los vecinos recalcan que la sobrecarga en los vehículos representa un riesgo para la infraestructura vial, especialmente en los puentes y rutas cantonales.
A pesar de las sanciones impuestas, la falta de seguimiento en la regulación ha permitido que la situación se mantenga fuera de control, según denuncian los representantes vecinales.
Denuncias ambientales y de salud pública
Además del colapso vial, los vecinos señalan la persistente contaminación ambiental.
Marcos Padilla, otro representante de la comunidad, destaca que los camiones que transportan los desechos frecuentemente derraman lixiviados a lo largo de su recorrido, lo que, combinado con la emisión de gases tóxicos como el metano, genera un aumento en los malos olores y problemas respiratorios entre los habitantes.
Este problema es recurrente, y aunque la empresa administradora del relleno ha sido multada por no cubrir los desechos al final de cada jornada, las infracciones persisten.
La vida diaria de los residentes se ve alterada. Los estudiantes que asisten a las escuelas y colegios locales deben atravesar las mismas rutas congestionadas por los camiones, mientras que los trabajadores enfrentan largas esperas para movilizarse por la única vía disponible.
“Nos dijeron que los camiones no circularían en horas pico, pero todos los días vivimos atrapados en un embotellamiento constante”, afirmó Chacón.
Urgencia de intervención estatal
La comunidad solicita la intervención urgente del Ministerio de Salud y de otras instituciones estatales. Solicitan soluciones para mitigar el impacto de esta crisis, que amenaza con intensificarse una vez que el cierre de La Carpio sea definitivo.
Sin embargo, la Ministra de Salud y vecepresidente de la República, Mary Munive, declaró que en el 2010 se cambio la ley para que las municipalidades tuvieran la responsabilidad de esta mejora y tampoco hicieron nada.
El artículo 8 de la Ley de gestión de residuos, establece que Las municipalidades serán responsables de la gestión integral de los residuos generados en su cantón, sin embargo no hay quienes auditen si la gestión de los municipios es la más eficiente.
"Ese lugar no era el ideal y creció la comunidad en la periferia, siendo aún más impactadas. Es tecnología vieja pues esto se hizo en el 2007", recalcó Munive.
El gobierno, por su parte, enfrenta el reto de encontrar una salida efectiva que no solo alivie la carga sobre Aserrí, sino que aborde de manera integral el problema de la gestión de residuos en el país.
Con una carretera inadecuada y la presión de recibir los desechos de más de 35 municipalidades, las comunidades de Desamparados y de Aserrí están al borde del colapso.
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